Su mano se deslizaba sobre
el teclado muerto en un intento
de tentar a la suerte, a la vez que
su entereza se deshacía como un
pez folio en el agua. Sonó un Mi b,
y se ahogó en el silencio. Al pasar
la puerta vi como nos cruzábamos y
al cerrarla supe que la positividad no
volvería aquel día. No de momento.
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