sábado, 18 de febrero de 2012

incandescencia

Cuando las bombillas se funden jamás se vuelven a encender, porque si los filamentos están rotos la corriente deja de fluir, la unión entre el polo positivo y el negativo se convierte en un precipicio inevitable hacia el que se dirigen irrevocablemente todos los electrones. Acaso, ¿alguien puede esquivar su destino? El artista deambula bajo la sombra de una bombilla tenue. A pesar de ello, ¿quién dice que los electrones no puedan saltar el precipicio? En fin... ya lo pensaré mañana, tal vez se encienda la luz...

Miren & Ta

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